jueves, 7 de enero de 2010

UN PREMIO NOBEL EN LA LISTA DEL BOQUERÓN

En 1922, el escritor Jacinto Benavente, fué galardonado con el premio nobel de literatura; con éste motivo, y por admiración al dramaturgo, se le ocurrió a Pepe Mena hacerle merecedor de su condecoración y ni corto ni perezoso se presentó en Madrid en el teatro con esa intención. Contaba mi padre que se presentó y allí se encontraba la actriz María Guerrero, era justo en el teatro que años más tarde y a su fallecimiento, llevaría su nombre "Teatro María Guerrero de Madrid"; estaban allí en la zona de camerinos los actores en los ensayos previos a la representación, mi padre conocía a la actriz favorita de Don Jacinto y al saludarle le dijo su intención de imponerle "El Boquerón", María le dijo que iba a ser muy difícil porque Benavente era enemigo de galardones -Te va a decir que no Pepe- le dijo María Guerrero- No obstante puedes intentarlo, dentro de un rato vendrá; él juega al ajedrez aquí cada tarde, entonces te presento y tú se lo dices -Así lo hizo, esperó un buen rato y apareció el autor, María Guerrero se lo presentó y con mucha humildad se dirijió a éste- Don Jacinto, vengo desde Málaga con ésta condecoración y sería un honor para mí que la aceptara- Don Jacinto le miró y le dijo: ¿Tiene usted entrada para la función? Si Señor. Entonces le dijo: Pues ésta noche entre el segundo y tercer acto me lo va a imponer en el escenario. Y así fué, en ese momento, cuando terminó el segundo acto la luz subió un poco en la sala, el telón se puso a media altura y apereció Don Jacinto Benavente, el aplauso y la sorpresa del público fué enorme, con las manos pidió silencio y se dirigió, al publico diciendo: Querido público, de sobra es conocido lo enemigo que soy de las condecoraciónes y cintajos que me otorgan pero esta tarde ha llegado un señor desde Málaga para imponerme un alfiler que representa a su ciudad y ha sido tan humilde y amable conmigo que lo he aceptado de muy buen agrado y le pido por favor que suba  al escenario para imponermelo. Pepe Mena subió entre aplausos y Don Jacinto dijo, dirijiéndose a él: Son tan frescos los boquerones de Málaga que antes de freírlos habría que darles una vuelta por la costa de Granada y freírlos después en Málaga.



Así fué la imposición de uno de los primeros boquerones de plata, y la anécdota que ocurrió. Espero que os haya gustado.

1 comentario:

  1. Bonita entrada, prima.
    El don que tenía tu padre hablando, cautivó también a D. Jacinto Benavente. Como a muchos. Como a mí misma. Cuando Pepe Mena hablaba el mundo a su alrededor enmudecía. A todos gustaba su fluidez de palabra, su gracejo andaluz y el ardor que ponía cuando contaba cosas de Málaga...
    Un beso.

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